jueves, 3 de mayo de 2018

¿POR QUÉ RETENEMOS LÍQUIDOS?

Cuando se habla de retener líquidos, se hace referencia a un trastorno metabólico caracterizado por la acumulación de agua u otras sustancias en el organismo.
Retener líquidos es uno de los factores evidentes del sobrepeso y sus causas pueden obedecer, a varios factores:
1. Factores cotidianos: Sedentarismo, estrés, la ingesta de medicamentos (anticonceptivos orales, corticoides, antiinflamatorios, etc.), factores climáticos y las altas temperaturas.
2. Factores orgánicos: Inflamatorios (en articulaciones por traumatismos o golpes), alérgicos, problemas circulatorios (lento retorno sanguíneo y linfático, empujando el líquido hacia el intersticio); enfermedades o insuficiencias de ciertos órganos (hígado, riñón, corazón, etc.).
3. Mala alimentación: rica en sodio y grasas, así como consumo desmedido de alcohol.  
La retención de líquidos se produce cuando existe un desequilibrio entre las fuerzas que regulan el paso del agua entre los diversos compartimientos que la contiene en el cuerpo: dentro de las células (intracelular), en los vasos sanguíneos (intravascular) y en el tejido alrededor de las células (intravesical).
Sin embargo, es vital que al retener líquidos, una persona modifique su estilo de vida, lo cual le permitirá reducir sus síntomas de manera gradual.
Cuando los vasos sanguíneos o linfáticos vierten demasiados líquidos sobre los tejidos, o bien cuando éstos no pueden no vuelven a los vasos, quedando atrapados en los tejidos, provoca la inflamación de la zona en que ocurre, como las piernas, tobillos, abdomen u otras partes del cuerpo.
En algún momento de la vida, todos hemos experimentado un aumento de peso inexplicable, hinchazón de piernas o manos, debilidad o calambres. Y todo puede ser consecuencia de una retención de líquidos.
Es importante recordar que se trata de un problema que afecta a todos, especialmente a las mujeres.
       
Incrementa el consumo de alimentos ricos en agua y electrólitos, principalmente frutas y verduras.
Realiza actividades que favorezcan la circulación de la sangre como caminar, bailar o andar en bicicleta.
Toma una proporción adecuada de agua, 2 litros por día (8 vasos).
Reduce el consumo de sal.
Evita las comidas ricas en azúcares y sal.
Ingiere una cantidad suficiente de proteínas, ya que si éstas faltan en tu dieta, puede reducirse la producción de albúmina y así, acumular líquido entre  los tejidos.
Descansa lo suficiente. El reposo es esencial para prevenir la retención de líquidos y sobre todo, si ésta se localiza en los miembros inferiores, por ejemplo las piernas.
Consumir té a base de hierbas que en la mayoría de los casos tienen un efecto diurético.
 
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