El bajo consumo de vitamina D constituye un factor de riesgo de enfermedades crónicas, como trastornos cardio vasculares, cáncer y osteoporosis.
La dieta de la mayoría de las personas no contiene las cantidades óptimas de vitaminas, ya que si bien las frutas y vegetales son las principales fuentes y se recomienda comerlas por lo menos cinco veces al día.
La exposición al sol de unos 10 minutos tres o cuatro días a la semana garantiza unos niveles adecuados de esta vitamina en el organismo.
Diabetes:
La vitamina D estimula la producción de insulina, la hormona responsable de llevar el azúcar en las células, además de hacerla más eficiente.
Gripe:
Uno de los principales beneficios de la vitamina D es la de fortalecer el sistema inmunológico, reduciendo así el riesgo de infecciones.
Enfermedades coronarias:
La vitamina D actúa en el control de las contracciones del músculo cardíaco, responsable de bombear la sangre en el cuerpo. Además, la falta de ella puede provocar la acumulación de calcio en las paredes de las arterias, aumentando las posibilidades de infarto y derrame cerebral.
Hipertensión Arterial:
En los riñones, la vitamina D inhibe la producción de una sustancia relacionada con el aumento de la presión arterial.
Obesidad:
La vitamina D ha demostrado buenos resultados en los tratamientos de pérdida de peso.
Osteoporosis:
La vitamina D es “activada” en la piel a través de la exposición a los rayos solares y se transforma en vitamina D3, una hormona que actúa directamente en la absorción y fijación del calcio en el esqueleto, siendo fundamental en la prevención y la lucha contra la osteoporosis, además de disminuir el riesgo de fracturas en personas de edad avanzada.
Cáncer:
La vitamina D esta involucrada en el proceso que determina la muerte de las células cancerosas y también en la inhibición del crecimiento de los vasos sanguíneos que nutren al tumor.
La dieta de la mayoría de las personas no contiene las cantidades óptimas de vitaminas, ya que si bien las frutas y vegetales son las principales fuentes y se recomienda comerlas por lo menos cinco veces al día.
La exposición al sol de unos 10 minutos tres o cuatro días a la semana garantiza unos niveles adecuados de esta vitamina en el organismo.
Diabetes:
La vitamina D estimula la producción de insulina, la hormona responsable de llevar el azúcar en las células, además de hacerla más eficiente.
Gripe:
Uno de los principales beneficios de la vitamina D es la de fortalecer el sistema inmunológico, reduciendo así el riesgo de infecciones.
Enfermedades coronarias:
La vitamina D actúa en el control de las contracciones del músculo cardíaco, responsable de bombear la sangre en el cuerpo. Además, la falta de ella puede provocar la acumulación de calcio en las paredes de las arterias, aumentando las posibilidades de infarto y derrame cerebral.
Hipertensión Arterial:
En los riñones, la vitamina D inhibe la producción de una sustancia relacionada con el aumento de la presión arterial.
Obesidad:
La vitamina D ha demostrado buenos resultados en los tratamientos de pérdida de peso.
Osteoporosis:
La vitamina D es “activada” en la piel a través de la exposición a los rayos solares y se transforma en vitamina D3, una hormona que actúa directamente en la absorción y fijación del calcio en el esqueleto, siendo fundamental en la prevención y la lucha contra la osteoporosis, además de disminuir el riesgo de fracturas en personas de edad avanzada.
Cáncer:
La vitamina D esta involucrada en el proceso que determina la muerte de las células cancerosas y también en la inhibición del crecimiento de los vasos sanguíneos que nutren al tumor.
Osteoporosis:
La obesidad y sobrepeso provocan osteoporosis. Los cuerpos ácidos, al comer grasas de pizzas, hot-dogs, hamburguesas, harinas, carnes, leche, huevos, etc. pasan directamente a la sangre y para contrarrestar esta acidez, el cuerpo toma el calcio de los huesos provocando osteoporosis.
Huesos:
Osteoclastos: células del hueso que mueren.
Osteoblastos: células del hueso que nacen.
¿CUÁNTA VITAMINA D NECESITAMOS?
La cantidad de vitamina D que necesita cada día depende de la edad. Las cantidades recomendadas, en unidades internacionales (UI), son:
Nacimiento hasta 12 meses: 400 UI
Niños entre uno y 13 años: 600 UI
Adolescentes entre 14 y 18 años: 600 UI
Adultos de 19 a 70 años: 600 UI
Adultos mayores de 71 años: 800 UI
Mujeres embarazadas y lactantes: 600 UI
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Esperamos que el contenido sea de interés y útil para recuperar y mantener la salud, sin ella no se puede hacer nada. Más información de salud aquí:
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