La migraña es un trastorno neurológico complejo que afecta a millones de personas en todo el mundo. Caracterizada por episodios recurrentes de dolor de cabeza intenso, a menudo acompañados de náuseas, con sensibilidad a la luz y al sonido, la migraña es mucho más que un simple dolor de cabeza.
Los avances en la investigación han arrojado una variedad de factores biológicos y ambientales que contribuyen a su desarrollo.
Aspectos neurológicos
Involucran principalmente el sistema nervioso central. Uno de los protagonistas en el desarrollo de la migraña es el nervio trigémino, un importante conductor del dolor en la cabeza.
La migraña se desencadena cuando hay cambios en el tallo cerebral (la parte del cerebro que conecta con la médula espinal) y su interacción con este nervio.
Durante una migraña, el nervio trigémino libera sustancias químicas que irritan y causan dolor en los vasos sanguíneos en el cerebro, lo que resulta en un dolor de cabeza.
Además, los desequilibrios en ciertos neurotransmisores, que son sustancias químicas que permiten la comunicación entre las neuronas, juegan un papel crucial.
Factores genéticos
Los factores genéticos juegan un papel importante en la predisposición a la migraña. En la mayoría de los casos, no es un único gen el que causa la migraña, sino una combinación de varios genes que, al interactuar, aumentan la susceptibilidad a esta condición.
Sin embargo, existen algunos tipos raros de migraña, como la migraña hemipléjica, que están causados por mutaciones en genes específicos, como CACNA1A, ATP1A2 y SCN1A.
Estos genes afectan cómo funcionan los canales iónicos, los cuales son cruciales para la actividad nerviosa. Una mutación en estos genes no solo aumenta la probabilidad de tener migrañas, sino que directamente las causa.
Es importante recordar que tener una predisposición genética para la migraña no significa que definitivamente experimentarás ataques de migraña. Factores ambientales y estilo de vida también juegan un papel crucial en su manifestación.
Influencias hormonales
Son un factor clave en la migraña, especialmente en mujeres. Estas influencias se deben principalmente a las fluctuaciones del estrógeno, una hormona femenina importante.
Durante el ciclo menstrual, los cambios en los niveles de estrógeno pueden desencadenar migrañas. Muchas mujeres experimentan migrañas más frecuentes y severas justo antes o durante su periodo menstrual, cuando los niveles de estrógeno disminuyen.
Durante el embarazo, las migrañas a menudo mejoran o incluso desaparecen, lo que se atribuye al rápido aumento de los niveles de estrógeno en el cuerpo. Sin embargo, después del parto, los niveles de estrógeno caen abruptamente, lo que puede hacer que las migrañas regresen.
Durante la perimenopausia, los niveles de hormonas fluctúan significativamente, lo que puede aumentar la frecuencia y severidad de las migrañas. En cambio, algunas mujeres experimentan una mejora en sus migrañas una vez que alcanzan la menopausia y los periodos menstruales se detienen.
Estos patrones indican una conexión clara entre las hormonas, especialmente el estrógeno, y la ocurrencia de migrañas, sugiriendo que el manejo de estas fluctuaciones hormonales puede ser un componente importante en el tratamiento de la migraña en las mujeres.
Desequilibrios químicos
Uno de los principales actores en este proceso es la serotonina, un neurotransmisor que ayuda a regular el dolor en nuestro sistema nervioso. Durante un ataque de migraña, los niveles de serotonina pueden fluctuar de manera significativa.
Cuando los niveles de serotonina bajan, desencadenan la liberación de sustancias que causan inflamación y dolor en los vasos sanguíneos del cerebro. Esta reacción puede contribuir a la sensación de dolor característica de las migrañas.
Además de la serotonina, otros neurotransmisores también están implicados en la migraña. Por ejemplo, el péptido relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP) es otra sustancia química que se ha encontrado en niveles elevados durante los ataques de migraña. CGRP puede aumentar la inflamación y la dilatación de los vasos sanguíneos en el cerebro, lo que intensifica el dolor de cabeza.
Estos desequilibrios químicos no solo contribuyen al dolor, sino también a otros síntomas de la migraña, como la sensibilidad a la luz y al sonido, y las náuseas.
Relación con la depresión
La relación entre la migraña y la depresión es compleja, tener migraña puede aumentar el riesgo de desarrollar depresión y viceversa. Ambas condiciones comparten ciertos mecanismos biológicos y neuroquímicos.
La migraña como la depresión pueden ser influenciadas por desequilibrios en los mismos neurotransmisores, como la serotonina. Además, otros neurotransmisores como la noradrenalina y el glutamato también podrían estar involucrados en ambas condiciones.
Tanto la migraña como la depresión pueden ser desencadenadas o exacerbadas por el estrés.
Es importante destacar que la presencia de migraña o depresión puede aumentar la carga general de la otra. Por ejemplo, las personas con migrañas frecuentes pueden sentirse más ansiosas o deprimidas debido al impacto que los dolores de cabeza tienen en su calidad de vida.
¿Cuáles son las causas de la Migraña?
Los desencadenantes ambientales y estilos de vida son factores clave en la aparición y el manejo de las migrañas. Estos desencadenantes varían de persona a persona, los más comunes incluyen:
1.-Estrés: Tanto el estrés emocional como el físico son desencadenantes frecuentes de migrañas. El estrés puede provocar cambios fisiológicos en el cuerpo que desencadenan un ataque de migraña.
2.-Dieta y alimentación: Ciertos alimentos y aditivos pueden desencadenar migrañas. Por ejemplo, alimentos ultra procesados y productos que contienen glutamato monosódico (conservador) y aspartame (refrescos) son problemáticos.
3.-Estímulos sensoriales: Luces brillantes, sonidos fuertes y olores intensos pueden desencadenar migrañas. Esto incluye la luz del sol, ciertas luces artificiales, ruidos fuertes y olores como perfumes o humo.
4.-Cambios en el sueño: Tanto la falta de sueño como dormir demasiado pueden desencadenar migrañas. Mantener un horario de sueño regular puede ayudar a reducir la frecuencia de las migrañas.
5.-Factores físicos: El ejercicio físico intenso, puede provocar migrañas. Sin embargo, para otras personas, el ejercicio regular puede ayudar a reducir la frecuencia y severidad de las migrañas.
6.-Cambios climáticos: Algunas personas son sensibles a cambios en el clima o la presión barométrica, lo que puede desencadenar migrañas. Esto incluye cambios en la temperatura, humedad y aproximación de tormentas.
7.-Medicamentos: Ciertos medicamentos, especialmente los vasodilatadores, pueden desencadenar migrañas.
Es importante que cada persona identifique sus propios desencadenantes y trate de evitarlos o gestionarlos adecuadamente para controlar mejor sus migrañas.
En resumen, la migraña es un trastorno multifactorial que involucra complejas interacciones entre factores genéticos, neurológicos, hormonales, y ambientales. Comprender estos aspectos puede ayudar en el manejo y tratamiento de esta condición.
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